domingo, 3 de febrero de 2008

El Cazador

Me bebo una copa y miro a la despampanante mujer que me observa desde el otro extremo de la barra, le sonrío y me concentro en mis asuntos. Mí trago ya se está terminando así que busco unos cuantos soles en el fondo de mi bolsillo, los palpo y calculo la suma que me resta, así que pido otro igual. El cantinero coge el dinero y se apresura a servirme otro trago. Mientras espero giro mi rostro y vuelvo a observar a la misma mujer, esta levanta su copa y me hace una señal de brindis yo cojo mi trago ya servido y le devuelvo el ademán. La chica me mira fijamente a los ojos, y noto en ellos un brillo extraño, un brillo siniestro, se me acerca moviendo su voluptuoso cuerpo. dios mío es una diosa; de largas piernas y busto enorme, su piel blanca acentúa más sus finos rasgos.
Todos los hombres que están en la barra se quedan con la boca abierta a su paso. Finalmente llega a mí lado se sienta y se lleva un cigarrillo a los labios, me mira y me pide fuego. Yo con tranquilidad saco mi encendedor y acercando este a su cigarro le sonrío, ella me sonríe y se presenta – hola soy Lucia saripvam - yo la miro fijamente al triangulo que forma sus ojos con su nariz y le respondo – hola mi nombre es Christian, lindo collar - He inicio una conversación, tragos van y tragos vienen. Finalmente me despido, pero ella se apresura y me coge del brazo con tal fuerza que me hace doler el bisec. Se levanta de su asiento y con un gesto sensual se recoge su larga cabellera rubia, exhibiendo sus pechos. Se acerca y me susurra al oído – salgamos juntos de aquí - .

Caminamos por el centro de la ciudad hablando de cualquier tontería que se nos viene a la mente. Dios que hermosa mujer pienso para dentro de mí. Esto debe ser un sueño; o una recompensa divina, por el buen trabajo que hago. Claro no es nada fácil ser un guardián de la tranquilidad y la paz de las miles de almas que habitan esta ciudad. Finalmente me lleno de valor y la abrazo, su piel está fría, así que me saco el abrigo y se le ofrezco, después de un rato ella me dice: - estoy cansada.- Yo le pregunto - ¿Dónde está tú casa?, para llevarte - . Ella me responde -quiero pasar la noche contigo -. Mí corazón se agita y empieza a golpear fuertemente mí pecho.

Después de tomar un taxi finalmente llegamos a mi casa. Abro apresuradamente la puerta principal y me dirijo con ella a mi alcoba. Ella se tiende sobre la cama coge una almohada la barza fuertemente y con gesto insinuante se la pasa por los senos. De inmediato reacciono y el único movimiento que se me ocurre es encender las luces para admirar su belleza, mas ella me detiene y levantándose del lecho, me toma de las manos me invita a acostarme, yo la abrazo y mordisqueo su cuello, mis instintos humanos se despiertan y solo quiero hacerle el amor, le digo cuanto la deseo, cuan solo estoy y lo afortunado que soy al tenerla. Ella me dice que me desea. la abrazo con más fuerza, y la tumbo sobre la vieja cómoda, le empiezo quitar lentamente el vestido, pero algo llama mi atención. Dios no tiene reflejo. Su perfecto cuerpo no se refleja en el espejo, es uno de ellos, es un ser de la noche.

Ella me mira y desliza sus manos por mi pecho, dice mi nombre con mucha sensualidad, pero es tarde para ella, la he descubierto y ahora solo le sigo el juego mientras busco la estaca que llevo oculta en mi abrigo.
Cojo la estaca y uniendo mis labios con los suyos fuertemente, se la planto en el pecho. Una lágrima se desliza por mi rostro. Ella grita de dolor dejando ver sus afilados colmillos, más después de unos segundos ese dolor se convierte en paz. La sangre salpica a chorros manchando todas las paredes y yo solo aprieto con más fuerza. Finalmente el cuerpo ha dejado de temblar. Ya ha terminado.
Me dirijo a la cocina abro el frijider, cojo una bebida fría, me vuelvo y busco mi hacha. Regreso al dormitorio y ella sigue tumbada sobre la cómoda. Como desearía que se hicieran cenizas o se volvieran polvo como cuentan los mitos, pero no lo hacen. Ahora debo deshacerme del cuerpo antes de que amanezca.
De inmediato empiezo a cortar a la angelical joven; saco primero los brazos y las piernas, le abro el pecho y extraigo su corazón, corto la cabeza y finalmente despedazo el dorso. Lo meto todo en un costal plástico y me dirijo a la playa, ala vieja playa.

Subo uno los peldaños del fantasmal muelle, que está abandonado hace mucho tiempo, solo unos gatos vigilan el paso, mientras me dirijo al final de este, pienso en todos los monstruos que he cazado hasta hora, chicos y chicas que ahora aparecen en los periódicos como desaparecidos. una sonrisa sale de mis labios y pienso si supieran la verdad. Finalmente he llegado al borde del muelle, cojo unos ladrillos que ahí yacen olvidados, los meto dentro del saco y los arrojo al mar.
Unas burbujas se dibujan en el agua turbia y finalmente la tranquilidad…………….

Los primeros rayos de sol empiezan a bañar la tierra, es hora de volver a mi refugio hoy será un largo día en el trabajo . Cuando vuelva a caer la noche… la cacería volverá ha empezar.